Si las conductas controladoras son una parte habitual de su dinámica con los demás, el reconocimiento de esta experiencia interpersonal es el primer paso para lograr el cambio.
El control se trata de tener demasiado poder en una relación. Le permite dirigir los pensamientos y comportamientos de otra persona para que se alineen con los suyos.
Los comportamientos controladores en una relación no siempre tienen que ver con mantener un sentido de superioridad. A veces, las conductas controladoras surgen de experiencias pasadas en las que una sensación de estar fuera de control ha creado la necesidad de tener siempre el control.
Sin embargo, independientemente de sus causas subyacentes, las conductas controladoras pueden tener un impacto negativo en la salud de la relación y el bienestar de su pareja. La autoconciencia sobre las conductas controladoras es el primer paso para aprender a dejar de ser controlador en las relaciones.
Cómo ser menos controlador
Para ser menos controlador, primero debes reconocer que los demás te perciben como controlador. Puede ser excepcionalmente difícil reconocer comportamientos controladores en uno mismo porque a menudo justificamos o racionalizamos nuestros propios comportamientos.
Las conductas controladoras no existen dentro de las personas; más bien existen dentro de las relaciones. El mayor indicador de que estás controlando es si tu pareja expresa que se siente controlada por ti.
Una vez que se le hayan llamado la atención sobre los comportamientos controladores, puede trabajar para reestructurarlos en acciones más beneficiosas para ambas partes.
1. Infórmese sobre las características positivas de las relaciones
Se recomienda aprender sobre las características positivas de las relaciones, como los límites y la comunicación abierta, para ayudarle a identificar áreas en las que es necesario trabajar.
Comprender lo que constituye una relación saludable puede permitirle tomar decisiones informadas sobre su relación y reemplazar los comportamientos controladores con comportamientos más saludables.
2. Practica la autorreflexión
Una vez que se haya familiarizado con lo que constituye una relación equilibrada y positiva, podrá reflexionar sobre los comportamientos que parecen desalineados.
Explore cualquier miedo o inseguridad que pueda estar impulsando la necesidad de control. Concéntrese en identificar patrones de control y comprender las emociones subyacentes que los impulsan. Por ejemplo, ¿tienes miedo al abandono o te sientes inadecuado, por lo que compensas en exceso siendo controlador?
Hacer esta introspección con regularidad puede ayudarle a trabajar activamente en la reestructuración de sus comportamientos a medida que ocurren.
3. Trabaja con tu pareja
Las relaciones son una calle de doble sentido. Si bien es posible que tenga tendencias controladoras en otros aspectos de su vida, el control de las relaciones interpersonales requiere la participación de al menos otra persona.
Por esta razón, a menudo es necesario trabajar con su pareja para mejorar la dinámica de la relación en su conjunto.
Para mejorar los comportamientos controladores en una relación, lo ideal es que la persona con poder reconozca el impacto que están teniendo en la relación. La persona con menos poder buscaría 'crecer' en poder para volverse igual; en otras palabras, volverse más asertiva (no agresiva), comunicarse con firmeza, pero sin confrontación.
4. Priorizar la toma de decisiones mutua
Una vez que sea consciente de que el control es un desafío en su relación, podrá abordar el cambio centrándose en un área a la vez, como su proceso de toma de decisiones.
En lugar de tomar una decisión sin pedir opinión o convencer a su pareja para que tome la decisión que desea, la clave es hacer un esfuerzo para llegar a una decisión mutua.
Practique la toma de decisiones colaborativas juntos, valore los aportes de su pareja e incorpore actividades de fomento de la confianza. Céntrese en fomentar un sentido de confianza y confiabilidad en la relación.
5. Fomentar la independencia
A menudo el control puede parecer codependencia. Si su pareja no hace las cosas de forma independiente y no tiene intereses ni amistades individuales, podría indicar un área que usted ha estado controlando.
Si tiene problemas para dejar que su pareja haga las cosas por su cuenta, la introspección puede ayudarle a comprender por qué se siente así. Una vez que sepa de dónde provienen esos sentimientos, puede comunicárselos a su pareja y encontrar formas de fomentar su independencia.
6. Tome pequeños pasos para ceder el control
Siempre habrá momentos en la vida que no podrás controlar y eso puede ser aterrador. Puede practicar la flexibilidad en pequeñas formas durante el día para demostrar que las circunstancias que están fuera de su control aún pueden tener resultados positivos.
¡Suelta el control y demuestra que todo estará bien! Es difícil sentarse con incomodidad e incertidumbre, pero sigue practicando y será más fácil.
7. Buscar apoyo profesional
Muchas conductas controladoras tienen su origen en experiencias pasadas, pero ciertas condiciones de salud mental también pueden contribuir a la necesidad de tener el control.
Hablar con un profesional de la salud mental puede ayudarle a identificar los factores que contribuyen a controlar el comportamiento y, al mismo tiempo, enseñarle nuevas formas de procesar y afrontar esos sentimientos subyacentes.
Si vive con depresión, únase a otras personas que entienden por lo que está pasando. Descubra un espacio seguro para encontrar comunidad, orientación y apoyo juntos.
La parte más difícil de aprender a dejar de ser controlador es reconocer cómo se ven los comportamientos controladores.
Los signos de conductas controladoras incluyen:
Dictar las decisiones o comportamientos de alguien - "Vas a hacer esto, no aquello".
Tomar decisiones sin el aporte de un socio. - "Decidí que iríamos aquí".
Manipular a alguien a través de tácticas como la culpa o la intimidación - "Si me amaras, no harías eso".
Limitar a quién puede ver alguien y dónde/cuándo puede ir a lugares - “No le agrado a Jane. No puedes salir con ella”.
Restringir la autoexpresión con maquillaje, vestuario o peinado. - “Ninguna pareja mía va a tener el pelo corto”.
Limitar el acceso de su pareja a las finanzas o responsabilidades financieras - “Dime para qué necesitas este dinero”.
Descartar o menospreciar las ideas u opiniones de otra persona - “No seas tonto. No lo hagas de esa manera”.
¿Qué causa las conductas controladoras?
A menudo, las personas controladoras han estado expuestas a un entorno en el que ellos mismos carecían de control y, por lo tanto, necesitan tomar ese control donde puedan. Estos comportamientos podrían tener sus raíces en una infancia traumática o en experiencias adultas adversas, por ejemplo, donde una sensación de impotencia está estrechamente relacionada con experiencias abrumadoramente negativas, como:
Abandono
Descuido
Abuso de sustancias o adicción en un padre
Relaciones entrelazadas durante la primera infancia
Si no se resuelven, estas experiencias negativas pueden afectar su salud mental y su bienestar general a medida que envejece y esto puede llevar a que alguien adopte diferentes mecanismos de afrontamiento.
Entre ellas se encuentran las respuestas al trauma, como la actitud defensiva, que implica controlar la mayor cantidad posible del entorno. Para esto primero debes identificar las partes no curadas de la psique y luego prestar atención a las señales de alerta corporales, emocionales y mentales para ayudarte a detectar cuándo te sientes desencadenado. Entonces debes disculparte y ocuparte de lo que te ha surgido, y regresar con tu pareja una vez que te hayas establecido fuerte y cómodamente como el adulto sabio".
Finalmente
Los comportamientos controladores pueden afectar cualquier relación interpersonal, pero es posible aprender a dejar de ser controlador si se tiene el deseo de cambiar.
Aprender a reconocer conductas controladoras en uno mismo, junto con esfuerzos deliberados para mejorar esas conductas, puede mejorar la dinámica de cualquier relación.
Si las conductas controladoras han tenido un impacto significativo en una relación, trabajar con un profesional de la salud mental puede ayudarlo a desarrollar formas de restablecer el vínculo dentro de una nueva dinámica de relación.
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