La escritura puede complementar la expresión emocional verbal y física a través de lo que conocemos como escritura terapéutica. Esta herramienta puede formar parte de cualquier plan de tratamiento con un psicólogo y puede ser muy interesante para algunas personas. Si bien exige un esfuerzo personal, puede resultar muy productivo y liberador.
Beneficios de la escritura terapéutica
¿Para qué sirve escribir?
Escribir es una potente herramienta para la expresión y el afrontamiento de las emociones. Nos permite, por un lado, conocernos mejor y, por el otro, acelerar la recuperación del malestar que nos suelen producir los síntomas de ansiedad y depresión. Escribir puede ayudarnos a desbloquear algunas emociones asociadas a nuestros pensamientos, hacer más claras nuestras metas y deseos o ayudarnos a comprender situaciones que nos producen problemas con otros. Escribir suele hacer que nos distanciemos de lo que vivimos y también que podamos otorgarle un sentido. Nos ayuda a considerar nuestras emociones de una manera más simple al sacarlas del interior de nuestro cuerpo y nuestra mente. Esto suele ayudarnos a manejarlas de una forma más eficaz sin quedarnos demasiado enganchados en ellas. Sí, escribir sirve para todo esto.
“Escribir nos ayuda a distanciarnos de lo que vivimos y otorgarle un sentido.”
¿Cuándo es mejor escribir?
Existen muchas formas de acercarse a la escritura de forma que nos apoye en las sesiones de terapia. Puedes escoger una de ellas o ir probando varias o alternarlas. Suele ser útil adquirir una rutina a la hora de escribir optando, por ejemplo, por una determinada hora o momento del día y un lugar que pueda resultar tranquilo o inspirador. También puedes saltarte esos determinantes cuando lo necesites o desees y acudir a la escritura de forma espontánea. Aunque se puede escribir en muchos soportes tendrás que encontrar el que vaya más contigo. Hay personas que prefieren la inmediatez de escribir en una nota en blanco en su móvil; mientras que, para otras es imprescindible poder ver su propia caligrafía trazada en un cuaderno que le resulte especial.
“Una vez encuentres tu momento, lo importante es que escribir te resulte interesante.”
De cualquier forma, lo más importante es que la escritura resulte para ti una tarea interesante de la que puedas extraer elementos que resulten interesantes para el trabajo en las sesiones. Escribir es una ocupación que nos incita a reflexionar y nos acerca a un estado más meditativo. Nos permite conectar con nuestra parte más profunda y nos acerca a un lugar emocional que nos puede resultar menos conocido.
Guía para la escritura terapéutica
Para poder iniciaros en la escritura terapéutica, te comparto las siguientes recomendaciones:
Llevar un diario personal: realiza un recorrido por tus días con los acontecimientos que te resulten más importantes (de tu mundo tanto externo como interno).
Escritura libre: deja que la mano escriba lo primero que se te ocurra, sin juzgarte ni censurarte, incluso si las frases no se llegan a completar o no te resultan coherentes.
Estimular el recuerdo: haz una lista de varios recuerdos, tantos como quieras, comenzando por la frase “Me acuerdo de….” y dejando que la mente complete el resto, ya sea con recuerdos puntuales (por ejemplo una comida que solía gustarme cuando tenía seis años) o anécdotas más elaboradas. Comenzar a recordar a través de esta frase estimula la memoria y nos ayuda a capturar recuerdos que permanecían aparentemente olvidados.
Escribir sobre una situación o un incidente que te hace sentir mal: hacer un análisis con todos los sentimientos y emociones que se le asocian, detallando lo que ocurre e intentando analizarlo de la forma más concreta posible. Puedes incluso plantear tentativas sobre posibles soluciones.
Fantasear: Escribir sobre cosas sobre las que fantaseas, aunque no sean realizables. ¿Con qué me encuentro fantaseando a lo largo del día o qué haría en los próximos tres meses sin no tuviera temor a nada? Relata tus fantasías en las distintas áreas de tu vida, desde el trabajo o la familia hasta los viajes o los amigos.
Escribir una carta y no enviarla: Escribir una carta a una persona importante que nos genere sentimientos de felicidad, enfado, tristeza, ira o rabia. ¿Qué palabras le dirigiría a esa persona, qué me gustaría decirle o haberle dicho? La carta no debe ser enviada, es un ejercicio terapéutico en sí mismo.
Escribir un relato sobre la propia vida a modo de autobiografía o sobre un acontecimiento único que sea importante en nuestra vida.
Escribir sobre mí mismo. Describir las facetas de mi personalidad, escribir sobre mi cuerpo, las cosas que me gustan, las que detesto, las cosas que me ilusionan y aquellas que me asustan.
Escribir sobre las personas que son importantes para mí. Describir las facetas de su personalidad, describir las distintas partes de sus cuerpos, las cosas que me gustan de ellos y aquellas que me disgustan. Cuando las he conocido y qué cosas hacen que les admire o que me hayan decepcionado.
Escribir sobre mis sueños. Mantener una libreta cerca de la cama puede ayudarnos a captar las líneas principales de los sueños escurridizos para posteriormente poder indagar sobre ellos en una escritura más elaborada.
Escribir es siempre beneficioso en un proceso de terapia. Multiplica nuestro autoconocimiento, nos permite mantener la conexión y el ritmo entre sesiones y en muchas ocasiones pone palabras cuando la voz todavía no está preparada.
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