Seguramente has notado que la situación creada por el Covid-19 ha dado paso a que se hable más de la Salud Mental y de la importancia que esta tiene, también es probable que hayas escuchado hablar de la resiliencia, pero ¿sabes a qué se refiere este concepto?
Resiliencia es un término que se utilizó primero en el campo de la Física y se refiere a la capacidad que tienen los materiales de recuperar su forma después de que alguna fuerza lo ha deformado. En Psicología, resiliencia nos habla de la capacidad que tienen las personas para sobreponerse a las adversidades.
Aunque estemos enfrentando situaciones muy malas, el cómo nos sentimos ante ellas y el qué tanto nos afectan se ve determinado en gran proporción por la interpretación que nosotros les damos y la manera en que respondemos. Te invito a que trates de recordar ocasiones en las que te sentías mal y un evento mínimo te afectó demasiado.
Seguro en alguna ocasión rompiste un plato y no le diste importancia alguna. Pero también puede que hayas pasado por un momento en el que ya había una serie de cosas que te estaban afectando y el romper el plato te hizo pensar que eras la persona más torpe del mundo y que nada te salía bien.
Como ves una misma circunstancia puede hacernos reaccionar de mil maneras diferentes, por ello es importante entender que podemos aprender a lidiar con las adversidades. A veces cuando nos pasan cosas malas, podemos hacer más de lo que pensamos.
Aquí te presentamos algunos ejercicios que pueden ayudar:
Pon las cosas en perspectiva. Las prácticas narrativas pueden ayudarte a interpretar tus experiencias de una forma diferente. Cuando pases por alguna experiencia desagradable escribe lo que pasa y cómo te sientes al respecto. Una vez que tengas esto claro, trata de poner las cosas en perspectiva, entender qué de bueno puede tener experiencia y piensa en cómo te has repuesto a situaciones similares en el pasado, así podrás ver los recursos con los que cuentas.
Aprende a perdonar y a dejar ir. Puede sonar a cliché, pero el guardar rencor y el constantemente estar pensando en qué pudiste haber hecho diferente no ayudará en nada y tendrá aún más repercusiones en tu salud física y mental. Así que toma un tiempo para perdonar a los demás y a ti mismo, recuerda que como humanos cometemos errores y vemos las cosas desde diferentes perspectivas, todo esto es parte de aprender. Cuando tengas sentimientos de rencor identifica cómo te sientes y qué originó esta situación, si son las acciones de alguien las que te hacen sentir así, perdónalo, no porque lo merezca o no, sino por tu propio bien. Perdonar no implica olvidar todo y hacer como si nada hubiera pasado, es entender que el enojo y rencor que sientes no llevará a nada y es mejor dejarlo ir.
Sé amable contigo mismo. Recuerda que no siempre tienes que estar bien, hay momentos que necesariamente te van a causar dolor, que te harán enojar, en los que te equivocarás. Date la oportunidad de experimentar todas las emociones y reconocerlas como válidas. Cuando sientas que ya has tenido demasiado de una situación y estés cansado, recuerda tomar un descanso y dedicarte tiempo para recuperarte, especialmente en estos momentos de constante tensión. No olvides que no tienes que cargar con todo el peso del mundo en tus hombros, busca apoyo cuando lo necesites.
La práctica constante de estas acciones sin duda te ayudará a ser más resiliente, puedes apoyarte en el acompañamiento psicológico para orientar estas y otras prácticas que contribuirán a mejorar tu bienestar físico y mental.
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